martes, marzo 19, 2013

HEROES Y ANTIHEROES Y SUS INFLUJOS SOBRE LA HISTORIA Y COTIDIANIDAD

HEROES Y ANTIHEROES Y SUS INFLUJOS SOBRE LA HISTORIA Y COTIDIANIDAD Al rastrear la historia reciente dominicana sorprende la gran cantidad de individuos que ofertaron sus vidas por el bienestar material y espiritual de sus conciudadanos, la real independencia nacional, el derecho y el deber de cada uno a disfrutar y proteger las riquezas de las que somos poseedores. Si bien esto da sentido de orgullo, no menos cierto son las preocupaciones que generan la orfandad creada en el pensamiento de los habitantes comunes de las hazañas de héroes dignos de imitar. El juego político y sus actores, con todos los recursos a su disposición, se encarga de minimizar o ridiculizar las acciones heroicas, sacar de la palestra a personajes y hechos, embaucar a figuras de solvencia moral y, en el menor de los casos “honrar valentía y heroicidades”, siempre, como hechos suicidas, creadores de divisiones y fuera de contextos. Físicamente han matado a la mayoría de nuestros pro-hombres. Nos hemos adaptado. Moralmente, en buena parte de los casos, por igual se han eliminado. Sus pensamientos y pautas, han sido tiradas al olvido, vilipendiados y tergiversados. Lo interesante de todo eso es que, de muchas formas hemos sido participe de estas barbaridades con felonías a los principios, miopía, en la distinción de aliados y en la omisión al no denunciar acciones que detectamos y que generan pobreza mental en la sociedad. Los malos dominicanos y los abiertos traidores, con facilidad pasmosa, entregan la soberanía, las riquezas y sus gentes a intereses extranjeros. Cualquier furtiva protesta, para ser descalificada recurren a la manida expresión de que los inconforme o patriotas están atrapados en métodos de luchas de los setenta. Esta fórmula es una muletilla entre los opinadores y políticos que están adheridos como garrapatas a los gobiernos y reciben prebendas por defender, callar o tergiversar acciones en favor de los podridos partidos o gobiernos que les paguen. Esos, son verdaderos mercenarios de la palabra. Se venden al mejor postor y se cubren tras el sagrado derecho de informar, aunque a otros, se los nieguen. El colegio de periodista y los miembros de éste, los tienen a un lado. Sus influencias con el poder es exclusividad de ellos. Para nada la utilizan para que se mejore las condiciones económica de aquellos. Mucho menos para democratizar el quehacer periodístico. La SIP y las acostumbradas posturas de esta frente a los derechos de nuestros pueblos, es su guía. El haberse adueñado de los criterios que se emiten diariamente, les hace creerse dueño de la opinión pública. En tal sentido, se nombran como tal. Las opiniones de los que sufren las maquinaciones y perversidades de los que detentan el poder político y económico, no les importa. Las voces de “notables”, casi siempre sinvergüenza, son las versiones que se estilan en medio de las crisis que se generan. Llama poderosamente la atención lo raudos y veloces que son cuando surge una situación que toda intereses de inversionistas en nuestro país. Vemos su empeño en ser los primeros que, supuestamente siendo honestos y prácticos, comienzan a sopesar la importancia del Estado de derecho y la necesidad de mandar señales de respeto a la inversión extranjera. ¡Hum, poniéndose donde el capitán los vea! Los derechos del pueblo no cuentan. Estos, incluso ante cosas como las que señalan que fueron aprobadas con mala fe y por componenda de delincuentes. Los que no hacen más que lucrarse de las crisis y los tratos de estas en los medios de comunicación, son muy dado a pedir a otros sectores sacrificios por la patria. Muchos temas, de los que no tienen ni idea de las causas que los generan, son tratados con ironía, falta de profundidad y el sello del interés de la parcela política que representa el que diserta en el momento. ¡Parecería que ideológicamente estamos fritos! ¡Nuestras esperanzas eran verdes y, los burros se la comieron! Nos han hecho creer que estamos atrapados, sin opciones, entre votar por un malo o uno menos malo. Tal vez la mayoría lo crea así. Por eso, la existencia de tantos buscavidas rápidos. No están dispuestos a dejarse morir en este ambiente individualista. ¡Se la buscan como sea...! Estos antihéroes, esclavos del dinero y amos de la manipulación de las informaciones, con su pragmatismo, sustituyen los ejemplos de entrega de aquellos que cayeron por una utopía. La ostenticidad que presentan y su nivel de gasto, los presenta como sustitutos de aquellos que perecieron masacrados por “pendejos”. Como son incapaces de mostrar que emularle hace falta mucha preparación, los que les siguen, en proporción considerable, son enemigos de la lectura. ¡Así son felices! ¡De esa forma no se sienten amenazados!