viernes, marzo 23, 2007

R.D. UN PAÍS DE ENSUEÑO

R.D. UN PAIS DE ENSUEÑO

La recta final del siglo XX, creó una gran esperanza en la sociedad dominicana. Asumió la rienda del Estado un joven (Leonel Fernández), el cual tenía como soporte un partido sin mácula. Esa organización se caracterizó por la disciplina, el orden y la capacidad de discernimiento de sus miembros y la rigidez de su fundador. Se pensó, que todas esas buenas cualidades, vendrían a enderezar los entuertos y malas acciones que caracterizaban a los gobernantes y a los partidos que llevaron a estos. La cosa no fue así. Con su estilo, nos han dado más de lo mismo.

Se pensó que dignificando los sueldos de los funcionarios, se erradicaría la corrupción. La población percibe todo lo contrario. Esta dignificación creó desenfreno…Hoy conocemos la existencia de sueldos, salarios, gastos de representación y otras facilidades, que salen del erario legalmente, que desconciertan.
Esto, sin contar las facilidades, que en países como el nuestro, tienen aquellos funcionarios, que ostentan una función de poder.

La tan vendida y aceptada idea de disminuir la presencia del Estado, en el mercado laboral, aumentó el desempleo. Con esto se engrosó la desesperanza, aumentaron los viajes legales e ilegales, la familia se resquebrajó. En muchos pueblos grandes cantidades de mujeres, madres de familias, se fueron a vivir a países europeos. Los hijos quedaron con los padres, abuelos, parientes o vecinos. A estos niños, la suma de las remesas, la falta de madres o padres, la permisividad en la educación en la casa, más la influencia negativa en el ambiente, los ha tornado terribles. Obsérvese el auge de la delincuencia, la caída del nivel escolar ¡y quienes son sus actores!

Cada barrio del país presenta cantidades alarmantes de personas tuberculosas, con dengue, “niños con sapito, raquiña, con hedor de adultos en las axilas”, todo por los focos de contaminación. ¡El hambre esta acabando con los mas pobres! Mientras funcionarios y congresistas cobran sueldos astronómicos y los comerciantes no tienen control en los precios de los productos que expenden, la población se consume ¡Imagínese como vive una familia donde sus ingresos son el sueldo mínimo! El Banco Central determinó que el precio de la canasta familiar está por encima de los Dieciocho mil pesos. Difícilmente en los barrios salga algún movimiento de protesta. Cada cual está interesado en resolver su situación individual; inclusive, en el seno familiar.

¡Cualquiera que se enferme…, se fuñó! Las clínicas son los negocios más burdos. De los hospitales, lo que queda…el cascarón, que Dios libre a cualquier mortal necesitado. La situación ha llegado al extremo de que allí no hay, más bien tiene que llevar hasta la jeringuilla para ponerte una inyección. Y los impuestos dónde van a parar? A los médicos no les quieren pagar y cualquier situación la politizan. ¡Los impuestos han aumentado de forma exorbitante!

Dizque la economía ha crecido. Los papeles, donde se han sacado las cuentas y las computadoras, los organismos internacionales y los bolsillos de los funcionarios, seguramente pueden dar fe de eso. En los barrios, ciudades y campos, sólo se ha visto decrecer el circulante. La penuria arropa cada vez a más familia, llevando a muchos a la indigencia. Mientras esto pasa, los “avivatos”, los sustentadores del poder se abocan a la compra de activistas que pueden hacer mella en el proyecto continuista, la concesión de dadivas en sectores marginales; la liberalización, para algunas personas, del dinero. ¡Sea todo por la reelección!

El nivel del egoísmo destruye los lazos intrafamiliares. En el seno familiar, casi nadie se siente comprometido con el otro. Los padres, muchas veces, quieren limitar su rol a ser suplidores y tener la casa sólo para dormir. Las madres, están sumándose al ya de moda, papel de víctima, y trabajen o no trabajen, sus responsabilidades quieren que las asuman otros. Los hijos, por su parte, aprovechan la flojedad, la confusión y el no “dejarse matar por nadie” de los padres, “para estar de sus cuentas”. Nadie se puede meter con estos hijos de la época. Solo la escuela y con ella el magisterio sufre esa situación, de la cual todos opinan, pocos conocen y nadie esta dispuesto a enfrentar.

La profunda crisis que vivimos la mayoría en el país, es aprovechada por unos poco. Buen consejo ha sido el que reza “de la peor crisis saque el mayor beneficio”. Los vividores de siempre, que se sirven con la “cuchara ancha”. Su insensibilidad es tal, que viven aislados de la realidad y la mansedumbre que embarga a quienes deben servir. Cuando se ven compelidos a hacer creer que están cumpliendo con su deber, los diálogos, los anuncios, operativos y otras figuras, muestran más interés en solucionarse sus problemas, que los de la sociedad.

Aunque parece contradictorio, los sectores medianamente educados, dan muestra de mayor alineación que los de peor educación. Son comunes las personas de las que se podría esperar que tengan ideas propias. Todo lo contrario, sus planteamientos, en público, son los que están en boga. Cuando se les solicita argumentación propia de lo que sostienen, se diluyen como la espuma. Hemos visto que en los momentos de crisis, estos son los que primeros reciben las dádivas de los que sustentan el poder. Facilitan lo que ha dado en llamar la gobernabilidad. Esta no es más que la tranquilidad para desde el poder hacer todo lo que le viene en gana, a quienes lo sustentan.

Los referentes que se utilizan como modelo para la juventud, no son los mejores. El conocimiento y el estudio, han pasado a posiciones casi imperceptibles como referencia. Los individuos mejores posicionados en la sociedad, no lo están, ni por su sapiencia, ni por su esfuerzo. Aunque algunos alcanzaron posiciones por su esfuerzo y tenacidad, apabullan aquellos que la malicia, la política, el “haber arriesgado la faja” y salir victoriosos, les ha permitido tener buena capacidad de compra. Esto es lo importante, la capacidad de compra del individuo, el consumo. Las jóvenes generaciones lo notan. Muchos creen que llegaron tarde a la repartición del pastel, por eso, están dispuestos a arrebatar su derecho: para poder comprar. La muerte difícilmente los detengan.

Como una apología, en el gobierno anterior peledeista, se decidió “fuñir a muchos, para poner a gozar a unos pocos”. Para esto decidieron hacer reformas económicas, políticas y sociales. Como plataforma, utilizaron la PUCAMAIMA y una serie de instituciones apéndices y dependientes o, influidas por ésta. Reunieron a los dirigentes de estas organizaciones bajo aire acondicionado, y le expusieron los alcances que tendrían esas reformas. Los resultados de éstas, luego fueron expuestos: la economía, dizque creció. El pueblo no lo notó. Fueron sacados del poder, de forma no muy honrosa, pero muchos quedaron ricos. Eso es ser exitosos. Volvieron al poder, menos interesados en las instituciones, después de una administración desastrosas. Continúan súper interesados en la macroeconomía, mientras “el país se cae a pedazo” en todo los ordenes. ¡Ellos ni se enteran! Con ello se cumple el dicho que reza, “cuando yo como, todo el mundo comió”.

¿De dónde vendrá nuestro socorro, si la juventud en que depositamos nuestra esperanza, se manifiesta más ingeniosa y desarmada, que aquellos a quienes sustituyeron? ¿Que hacer cuando los representantes de gobiernos extranjeros, de forma pública, viven trazando pautas sobre que debemos hacer? ¡Es penoso cuando, supuestamente para proteger la inversión extranjera, se somete a toda la población, a lo que le da la gana a unos cuantos inversionistas! ¡Por suerte, para estos y el gobierno, la disposición de los grupos de presión, en protestar por la situación creada!

El escepticismo se apoderó del dominicano. Tras la siempre cascareada medida de control y beneficios a la ciudadanía, se mueven lazos oscuros, que hacen creer que “hay búsqueda de por medio”. Cierto o no ese sentir, la verdad es que influye en la toma de decisiones. Comienzan ciertos movimientos en todas las esferas, donde los más vivos o quienes tienen mejor contacto, logran pingües beneficios, del cual hacen participe, inclusive, a empresas en otros países.

Los que están en el poder crearon exactamente el país que querían. La población sufre, porque le tocó la parte peor. Tenemos dos mundos, en una nación. Uno en el que viven los que absorben la sabia de la nación, y otro, el que paga todos los platos rotos. Muchos dominicanos se han ido a otros países huyendo de las consecuencias del empobrecimiento y la miseria en que no han metido. Los funcionarios, congresistas, comerciantes, transportistas, tienen condiciones propicias y una nación que cada vez come menos. Evocó un congresista que citó al pueblo diciendo “el mal comío no piensa”. Seguramente por esto se reeligió en su puesto, los que votaron por el, no comieron, no pensaron lo que hicieron. ¡Pobre país de ensueño!