lunes, diciembre 03, 2012

RADIOGRAFIA DE LA VIOLENCIA EN DOMINICANA

RADIOGRAFIA DE LA VIOLENCIA EN DOMINICANA Por doquier nos arropa la violencia. Esta, es un mal endémico que casi todos nos hemos acostumbrados a vivir. El mismo, adquiere diferentes formas y matices. Un somero análisis a cualquier ámbito de nuestra sociedad, de una vez, saca a relucir situaciones, complejos y proyecciones, cargados de éste. Muchos, conocedores de esta debilidad que nos corroe, han optado por sacarle provecho. Dicen, “para salvarse unos, tienen que joderse otros”. Esta filosofía de vida, es la que ha permitido que el crecimiento que por varios años experimentó el país, nunca se sintiera entre los más pobres. A los grandes empresarios, banqueros, políticos de turno y profesionales liberales, les tocó “comer con mucha grasa”. A los más pobres, las tarjetas solidaridad y bono-gas, y por qué no decirlo, las migajas de la venta del robo de metales de las calles. En esta República Dominicana el crecimiento sólo sirvió para acrecentar la brecha entre ricos y pobres. Las instituciones han llegado a un grado de deterioro tal, que son cuasi-infuncionales. Algunos ministerios, claves para el sostén y desarrollo, con ciertos administradores, dejaron mucho que desear. Robaron, malversaron, corrompieron las instituciones y los mecanismos para acceder a ellas. Todo el mundo lo sabe, lo ve y los siente. Pocos se atreven a decirlo…no les hacen caso. Las clases dirigenciales lograron adormecernos mientras sectores estratégicos se hacían triza. Las situaciones que enfrentamos en esferas como educación, transporte, electricidad y producción agrícola, señalan las anteojeras, los tapones en los oídos y el bullicio a que nos sometieron para que no viéramos, oyéramos ni entendiéramos los que ellos no quieren que llegara a nosotros. Estamos en una situación compleja y muchos que sólo han sabido matar, están dispuestos a seguir en sus quehaceres. Se les pueden ir las manos. La población no está dispuesta a soportarlos. La población está intranquila. Los que generaron la situación imperante, con soberbia, quieren imponer una nueva reforma sin dar explicaciones. Esto puede costarle caro. Igual que en la antigua Roma, es urgente, entre nosotros la parición de un irenarca que cuide la quietud y tranquilidad del pueblo. Se llegó a un punto difícilmente controlable por los manipuladores y matones. Si las anteriores autoridades no tienen nada que esconder, que accedan por modus propios a juicios. Con preocupación inaudita vemos como, para tergiversar a la violencia, en el país, se le pone título de “violencia de género”. A todos los hombres se les señala como causantes de tal tendencia en el seno familiar. La violencia no tiene cara de mujer. En la cara y la familia, al parecer, ésta es un ser inanimado, no participativo. Se le tira, pone y dice de todo y allí se queda… ¡Qué irreal visión se quiere formar! Los niños en las escuelas se están utilizando para tales campañas. Nunca se dice nada de la instrumentación de la mujer por el comercio. Nos cerramos a ver que las causas que generan los conflictos son externas. Mientras a paso agigantado la familia se diluye, los sectores encargados de sembrar este mal se ríen y lucran. Pasar por un aula de cualquier centro educativo, saca a flote la eficiencia del trabajo realizado. Mejor que en cualquier lugar, las interioridades de la familia quedan al descubierto, Allí, cada cual está por su lado, “nadie quiere matarse por nadie”. Cada cual le exige al otro, sin embargo, no está dispuesto a contribuir con lo que le corresponde. En ese momento entra la escuela a formar parte o alejar a los hijos de la casa. La verdad es, no son educados por sus padres. Cuando en la escuela se trata de educarlo, los padres sinvergüenzas, traen crisis a estas instituciones. El tipo de interrelación que hemos aceptado, creado o dado albergue, la llevamos a todos los ámbitos de la vida. Vivimos situaciones explosivas por doquier. Andamos con el cuchillo entre los dientes. Por igual, nuestros cerebros van cargados de agresividades desde antes de acostarnos hasta que anochece el día después. La enorme cantidad de personas con presión arterial conforma esto. El grado de indiferencia, satisfacción que sentimos por el mal ajeno, nos coloca como una nación muy enferma. Bastante provecho se le ha sacado a esta dolencia. ¡Parece que el barco hace agua! Los avivatos no quieren darse por enterados e insisten en seguir ahondando la crisis, creando más desamor, división, conflictos y haciéndose las víctimas. Mi pueblo ya no es apacible, abierto y desinteresado. Los intereses de los perversos, agentes extranjeros y malos dominicanos, nos han despersonalizados. No nos identificamos en nuestra cultura. Evocamos la falsa de ser ciudadanos del mundo y negamos a nuestros vástagos su identidad cultural. Ya no sólo se le niega el derecho a tener padres, también, de tener cultura. Los lazos con las comunidades madres cada vez se hacen más distantes. Ante las consecuencias de un ser sin raíces y desprotegidos, a través del comercio y los medios de comunicación, por todo lado, se les invade con tradiciones que no tienen sentido para él. En este contexto es que se desarrolla la democracia. Todos tenemos derechos a opinar a pesar de que nuestras voces no causan la menor reacción. Mientras, ciertas lapas, adheridas al poder, llamadas príncipes, mediadores y notables, lo que plantean es considerado palabras de Dios. Sus intereses están por encima del de toda la sociedad. Súmele la que ejercen los políticos, dirigentes choferiles, la policía, el sector eléctrico, el sistema de distribución comercial y otros no menos importantes. Es notable el enquistamiento de varias familias a los estamentos del poder. Desde estas y todas sus ramazones, se crea una contención para frenar la presión ejercida por la juventud para que aclaren las causas del actual déficit fiscal. Estos y otros grupos como el que impide la reforma policial, mantienen una resistencia que ya parece comienzan a deshacerse. Es hora de actuar con inteligencia. Las altanerías, provocaciones y manipulaciones que provocan violencia o la deponen o se atienen a las consecuencias. Recuerden, el país es de todos y no de un grupito de ladrones, vivos, simuladores y asesinos.