martes, junio 16, 2009

Víctima de la libertad

VICTIMA DE LA LIBERTAD

La libertad es una de las mayores aspiraciones de los seres humanos. Al estar ésta relacionada con los otros, el egoísmo crea barreras que impiden alcanzarla. Para nosotros, siempre queremos lo mejor. Para nuestros congéneres, tenemos sentimientos y deseos que pocas veces se ponen de acuerdo con los que tenemos para nosotros y que contradicen nuestra naturaleza. Vivimos en constante lucha. Aunque la libertad es un estado de sentimiento espiritual, la visualizamos a través de la posibilidad de obtención de bienes materiales.

Se nos ha impuesto que la libertad sólo se alcanza a través de la democracia. ¡Palabrería! Lo que si hemos notado es que entre nosotros este sistema ha dado apertura a la deshumanización de los ciudadanos y a la lucha por conseguir dinero a cualquier costo, para alcanzar la felicidad individual. Todo aquel que se ha impuesto y ha conseguido enriquecerse o tener un empleo con sueldo regular constante, es feliz y es libre, no le interesa el otro. No se fija ni se interesa del drama, por el diario vivir que se da en los barrios. Le interesa menos, el deterioro en las relaciones personales y familiares que se da en la nación. ¡Cree que eso no le toca...!

Ciertamente el concepto de libertad no es concebido de igual forma por todas las naciones. Los prismas con los que se visualiza este son diferentes. El grado de respeto que los individuos tienen de sí y sus connacionales, los transmiten a instituciones, las cuales velan por el bienestar material y la seguridad de todos. El grado de libertad que se da en cada país esta determinado más que por la libertad de expresión, por las posibilidades de conseguir empleo y el alcance del sueldo para ser consumidores activos. Estos dos elementos, sumamente importante, son manipulados por los políticos, quienes crean confusión entre los individuos. Esta es aprovechada por los grupos conservadores para imponer su libertad y restringir la de los otros.

Después de la muerte de Trujillo, “alcanzamos la democracia y con ésta la libertad”. Aún esperamos la participación consciente de la población en los gobiernos, como dice el término. Aunque hoy, es real, cada cual dice lo que le viene en gana, no se le escucha. Los grupos de poder han descubiertos que se puede permitir que se diga lo que sea, siempre y cuando, se hayan creado las condiciones de gallinero, donde todos cacarean y nadie escucha. A esta situación se les han sumado, la falta de iniciativa y motivación para protestar y participar en mejorar su situación, la aparición, en la gente, de muchos argumentos para criticar a otros y la falta de razonamientos para ver su situación personal.

La libertad, sobre todo la de expresión del pensamiento, está siendo usada para decir lo que nos conviene en un momento. Más que expresar la firme convicción de lo que pensamos, esta expresa en muchos casos las conveniencias momentáneas. Por esta razón es que vemos con mucha pena, como desde el poder se compran las conciencias de los hacedores y tergiversadores de opinión, comentarios y noticias. Estos individuos, llamados francotiradores de la palabra, se venden al mejor postor. Casi siempre se alinean al lado del gobierno de turno. Tratan de justificar todas las acciones de éste. Dicen muchas veces no recibir pagos, pero de forma directa, a través de anuncios y facilidades para programas, toda su libertad los torna felices. ¡Florecen en los gobiernos que los aúpan, se marchitan cuando el poder pasa a otro!

Los mayores paladines de la libertad de expresión, cuando de ellos depende la libertad de difusión de pensamiento, se constituyen en los mayores dictadores. ¡Frenan a cualquiera! Inmediatamente aprenden a ser los más celosos censores. Al ser ellos los que controlan..., el discurso cambia. La experiencia nos dice que debemos temerles. Se convierten en la voz del pueblo, la opinión pública.
Hablan en nombre de un pueblo en el cual no creen y del cual solo saben servirse. Contribuyen muy poco a su educación.

La facilidad en la forma de ejercer los derechos elementales, es lo que de forma práctica se denomina libertad en el seno de la población. Mientras hoy para esta última, se ha abierto la posibilidad de expresarse, se les han cerrado o disminuído el accionar sobre otros derechos que la limitan. Observe la incertidumbre que siendo pobre, tiene el que debe llevar a un pariente a un hospital, esto con todo y la seguridad social. La indefensión manifiesta en las calles por, por niños y desvalidos, nos señalan el valor y la libertad que hoy encontramos y les damos a la familia. Háblese de la disposición a dar paso a la discusión pública de situaciones familiares, que solo competen a esta, con personas a las cuales no les importamos.

En las comunidades, la utilización de ciertas libertades de forma peregrina se convierte ya en un dolor de cabeza. La utilización por parte de particulares de acusaciones de forma irresponsable trae consigo enemistades, divisiones y muertes entre vecinos. Muchos han hecho sus fortalezas el levantarle falsos testimonios a otros. Ver que por su culpa se sufre, se generan conflictos y a veces se llega a lo peor, a algunos le causas satisfacción; en eso ven su libertad. Otros, en cambio, la ven en la vida irresponsable que se permiten y por la cual no tienen que responder. ¡Los demás somos presos de esos charlatanes...!

La libertad se nos presenta como un monstruo de muchas cabezas al cual anhelamos llegar. Cada individuo visualiza o se identifica con la cabeza que le acomoda. El libertinaje es la más atractiva de todas sus fases y con la cual más nos hemos identificado. Ciertas libertades, por las características que se presentan, no son más que el reflejo de la putrefacción de algunos sectores de la sociedad. La libertad de sindicalización señala dos casos muy particulares y dañinos: la sindicalización del transporte y la de los que hacen los nichos y entierros en los cementerios. En el primer caso, por accionar de los transportistas, este sector, al parecer ha sido tomado por delincuentes que hacen con los pasajeros lo que quieren, ofrecen un servicio pésimo, agreden a los usuarios y utilizan la anarquía para imponerse. Los que hacen los nichos en los cementerios, impiden que los deudos de los muertos, puedan participar, de forma práctica, en la sepultura de los suyos. La libertad de cultos, nos sitúa ante individuos que se creen poseedores de todo conocimiento y verdad y que nos viven agrediendo y mandando para donde el diablo.

Mal manejada y no sujeta a los objetivos, posibilidades, idiosincrasia y cultura nacionales, las libertades desenfrenadas, se convierten en amenazas para la existencia futura. No podemos soñar ni aspirar con las convicciones de otras naciones que tuvieron procesos históricos diferentes al nuestro. ¡Busquemos nuestros propios rieles! ¡Brindemos a la juventud la riqueza de nuestra cultura, que no tiene nada que envidiarles a otras! ¡Instémosle a que crezcan a partir de ella, que es su legado!