lunes, abril 09, 2007

EL TTT (tú `ta en lo tuyo),...

EL TTT (tú `ta en lo tuyo), EXPRESIÓN DE LA REALIDAD
O CONSECUENCIA DE LA IRRESPONSABILIDAD


Desde que nací, escucho que “de la peor crisis hay que sacar el mayor provecho”. Confieso que a pesar de las tantas veces que escuché, pensé y leí esto nunca había asimilado su significado. Al menos, en la acepción que me impone la publicidad de una empresa cervecera local.

Con varios anuncios, todos de corte radicalmente individualista, las empresas publicitaria, anunciante y la anunciadora, expresan el mayor desprecio hacia sus consumidores. ¿Cuál debe ser la actitud con personas, empresas e inclusive, secretarías (ministerios), para quienes fuera de sus objetivos no existe nada? ¿Deben los consumidores respetar a una empresa que se ciega o es incapaz de ver la interdependencia entre consumidores y empresa? ¿Pueden las empresas publicitarias sobrevivir sin ese público, manejable, que es a quien se dirige la publicidad, en este caso, el desprecio? ¡Mucho cuidado!

Aunque el colmo de la manifestación pública del desprecio hacia la población se ha manifestado en la promoción ya mencionada, no ha sido la única evidencia de este tipo que hemos visto, en esto últimos años. La expresión “na e na”, que se convirtió en una programación televisiva, resume la falta de consideración e irrespeto hacia todo y todos. El llamado “merengue sin letra”, aunque al parecer manifestación pasajera, fortificó esa tendencia irreverente hacia lo sagrado. Súmase las expresiones de la llamada “música urbana”, expresión del deterioro familiar, de la soledad del individuo entre sus iguales, del descuido del gobierno en la política social, de la incapacidad de la escuela en formar…de la imposición en el individuo de la idea de que puede vivir sin sus semejantes.

Rastreamos la sustentación despectiva hacia la sociedad, a la cual se deben, en el cambio del mudus vivendis, del dominicano. Hace poco, la mayor inclinación en el seno familiar hacia la irresponsabilidad se expresaba en el sexo masculino. La dependencia de nuestra economía del sector terciario y sus consecuencias, han distribuidos las irresponsabilidades entre los diferentes actores que confluyen en la familia. Tanto la madre, como el padre y los hijos, “luchan por su espacio”. El espacio que es común, ha desaparecido. Cuando la lucha interna familiar se agrava, aparecen situaciones incorregibles, inaguantables, los pleitos desesperantes de mamá, el “dime y direte”, los golpes, las incomprensiones, el “yo te someto”, la fiscalía, las hijas embarazadas, los hijos en “naciones”… el total desbarajuste, entonces, aparecen los que nunca han criados, los que resuelven las situaciones con una varita mágica… ofrecen consultas, orientaciones y otras. ¡Qué fácil…!

Todo lo ante expresado más la debilidad en la identidad nacional y la conveniencia, hacen sus significativos aportes en el resentimiento que tiene buena parte de los representantes de estas empresas. ¿Qué se puede esperar de quien se cría sin hogar? Todas sus frustraciones y desamor la vuelca contra sus semejantes! ¡El afán de lucro y todas las satisfacciones que este trae, son estimulantes para realizar trabajos vistosos y atractivos, para todo aquel que pague! La orfandad estatal en que se encuentra la sociedad dominicana le hace el juego a todo el que quiera servirse de ella, aunque se sienta sin compromiso son la misma.

De ser un pueblo que se reía de sus debilidades, poco a poco, el individualismo, nos lleva a sentir pesar, cuando la vida le sonríe a alguno de nuestros vecinos. Ya no “son extraña las manifestaciones de júbilo, cuando el destino le juega una mala pasada a aquel que comenzaba a resplandecer”. Las leyes que protegen al menor y a la mujer, en no pocas ocasiones, han sido utilizadas como comodín para hacer maldad, llevar tristeza a los anteriores. Sin negar los abusos de siempre, la utilización malsana de estas leyes, ha hecho un flaco servicio a la familia, a la sociedad.

Queremos, en la nueva modalidad, vivir el momento. Lo que pase luego poco importa. ¡El goce inmediato es lo que uno se lleva! ¡Se lucha por tener dinero, para como otros, gozar de lo lindo, olvidarse del mundo! Dar muestra de bienes materiales y capacidad de compra frente a los depauperados, da aire de grandeza. No es una simple expresión la que dice que, “el que nada tiene, nada vale”. No son pocas las madres que prácticamente venden a sus hijas, a aquellos de los cuales pueden sacar provecho económico. Cuando no pueden con el monstruo, entonces recurren a las leyes.¡Así nos burlamos de la vida!

Todos estamos de acuerdo en que el nivel de vida se nos deteriora. Queremos que se le ponga coto a esta situación. Cuando se nos pide nuestra cuota de sacrificio en esto, decimos que “una golondrina no hace verano”. Si desde cualquier posición alguien intenta obrar de acuerdo a la ética y valores en que nos criamos y que se disuelven entre nosotros, lo criticamos y le endilgamos que quiere ser “más papita que el papa”. No nos ponemos de acuerdo. Salvo casos excepcionales, los únicos grupos organizados de presión que susciten son los transportistas; de sus luchas, no recordamos aquella que se haya encaminado en beneficio o haya beneficiado a ninguna comunidad.

Entre nosotros, las críticas anárquicas llueven por doquier. Las actitudes responsables, son difíciles. ¡Qué otro resuelva, pero que no me afecte! Así piensa la mayoría. La situación es ya tan grave que más que afectar a una parte de la población, ya amenaza nuestra existencia como nación. La lucha de cada cual por sus intereses particulares, ha hecho desaparecer nuestros intereses nacionales. No son raros los nacionales que viviendo aquí, piensan como si estuvieran en los EU., defienden ese tipo de vida, esa cultura y las travesías que estos realizan.

El mensaje de los anuncios ya mencionados es: yo vivo entre ustedes, mas, su suerte no me interesa. La falta de protesta, por parte de la población podría ser tomada como aprobación en permitir ser utilizada y a la vez ser pisoteada, cual cucaracha cualquiera. Está en nosotros respetar e imponer, si es necesario, que se nos respete. ¡Muchos nos estamos excediendo en la permisividad de la democracia! Se está matando a la “gallina de los huevos de oro”. ¡La inconformidad…ya es grande!

Muchos hemos perdido las esperanzas en la disposición de los políticos en cambiar este derrotero. La sensación creada es, nuestros dirigentes son unos busca vida, unos arribistas. Aunque no hay personificación, las quejas de la población, confluyen en la necesidad de una “mano dura para que nos gobierne” y nos libre de que sucumbamos como nación.

Ya es tiempo de que la población adopte personalidad y no sea sólo un ente pasivo, al cual se le impone, se le castiga y se la saca provecho. Muchas cosas pueden surgir para contrarrestar a los altaneros, que se prestan a cualquier cosa por dinero. Las empresas han de saber, ya que los gobiernos son incapaces de regularlas, que tendrán en la sociedad a una aliada, siempre que no sea para sacrificarla.