lunes, marzo 15, 2010

FUNDAMENTOS DE LA DEMOCRACIA DOMINICANA

FUNDAMENTOS DE LA DEMOCRACIA DOMINICANA
La democracia que se supone debe ser la gran aliada de nuestros pueblos para alcanzar la libertad se erige como la mayor amenaza a su integridad, identidad y existencia. ¡Contradicción de la vida! La libertad de expresión oral, panacea por alcanzar en las dictaduras, se revierte contra la sociedad. La posibilidad de decir todo, acusar a cualquiera nos pone a uno contra otro. Nos convierte en una caricatura de muchos rostros vociferando sin oreja para escuchar.
El gallinero creado es aprovechado por los más hábiles y perversos. Del exterior y de dentro, nos venden la democracia como sinónimo de libertad. No hemos podido descubrir la procedencia de los fundamentos de ésta. ¿Responderá el actual sistema organizativo a las necesidades y aspiraciones de las mayorías?

Ya es tiempo de revisarnos. Mucho nos ayudaría ver los tropiezos, dificultades, avances y retos que hemos enfrentados en ya casi cincuenta años desde la muerte de Trujillo. ¿Habrá germinado aquella semilla de libertad sembrada por los primeros individuos que regresaron después de la muerte del tirano? ¿Habrán dado mejores ejemplos a las jóvenes generaciones los que sustituyeron al sátrapa en la administración de las cosas públicas?
Los que lucharon desde el exilio e internamente por la democracia no querían lo que se instauró inmediatamente después de Trujillo. Menos, lo establecido después del derrocamiento de Juan Bosch. Aliados a los Estados Unidos, las fuerzas más oscuras y conservadoras, impusieron su concepto de democracia. Cuando se vieron amenazados, recurrieron a la ayuda de la bota interventora. Luego que salen los mansilladores de nuestra patria, los lacayos nacionales, fortalecidos, se dedican a sacrificar a aquellos jóvenes que se destacaron en la lucha contra el invasor y sus aliados dominicanos.

La democracia en nuestro país nunca ha podido echar raíces. El aniquilamiento del primer germen democrático dio cabida a la sociedad de hoy. La instauración de un régimen que permitió el robo y desfalco de dos bienes del Estado, creó las bases para una sociedad que no cree en los administradores de sus instituciones. Nos han hechos creer que todos son ladrones. Si alguno sale de allí sin riqueza es un “pendejo”. Esta concepción lleva a los individuos a exigir dádivas a los candidatos a cambio de participación en mítines o por los favores de sus votos.
La nueva etapa de la “acomodada democracia” se refunda en nuestro país, después de la caída del mundo de Berlín. La fuerza del fusil y la bayoneta como elemento de sostén es sustituida por el elemento político del mal llamado “Diálogo Nacional”. Los momentos de crisis se resuelven con la activación de éste. En lugares confortables, bajo aire acondicionado, con buenas comidas y de ñapa su vinito, se discuten situaciones de inconformidades. Entonces surgen promesas. Se desactiva la crisis. Se olvidan las promesas. ¡Hasta la próxima!

Los sucesivos engaños se manifiestan en frustraciones, desesperanza y sensación de acorralamiento. Los constantes escándalos y justificaciones, llevan a muchos a disponer de los bienes públicos para también enriquecerse. De allí se desprende una inseguridad que en muchos lugares provoca reacciones violentas. Desde el poder no se descodifica esta señal. Insisten en los cuentos y su macroeconomía. Mientras a los dominicanos que viven en el exterior y que con sus remesas se sostienen la economía, no se les dan las consideraciones que merecen.

Si el pobre, que debe ser el más interesado en tener un ambiente social y un país agradable se muestra apático, los administradores seguirán de rumba. El sistema corrompido que soporta en la actualidad a la sociedad dominicana hasta el momento lo administra sin principios, Los valores que implementa contradicen lo que dieron origen a la dominicanidad y la someten exclusivamente al dinero. El poder de éste ha desplazado todo tipo de raciocinio y humanidad. Se ha convertido en el fin de la vida. Las relaciones interpersonales, familiares e inclusive la vida han perdido todo valor frente a éste.
Es imposible el sostenimiento de este estilo de vida con tantas afecciones. Podría acarrear traumáticas consecuencias. Las clases dirigenciales, políticas, empresariales, militares, policiales y eclesiásticas es tiempo de que entiendan que, los calmantes hasta ahora suministrados calman pero que las enfermedades se extiende. Los efectos llegaron también a ustedes y no se ve la reacción ¡Ojalá cuando decidan permitir a la gente involucrarse en su autogobierno no sea tarde!
Lo que llamamos democracia y que hoy vivimos, es la consecuencia de las discusiones en taifas en los últimos tiempos. Esta tiene sus fundamentos en lo filosófico en, el eclecticismo que toma lo peor del funcionalismo norteamericano, el laissez faire francés y el pesimismo dominicano. En lo político, en las agrupaciones políticas que se mantienen en el poder alternándose la dirigencia del Estado. En lo económico, en las dádivas del exterior y de los empresarios locales, en los lujosos sueldos de funcionarios, las botellas y las cuantiosas comisiones que mueven las obras del Estado.

En lo ético, en el interés de los dirigentes de llegar a puestos públicos para limpiarse y de buena parte de la población de conseguir su botellitas. En lo legal-jurídico, el sometimiento de la justicia y los órganos de persecución de la corrupción y el crimen al juego político. En lo social, la idea que se ha hecho de que hay que votar por el menos malo o el que de la impresión de que va a ganar. En lo propagandístico, por el control de los medios de difusión, la saturación de informaciones y las descalificaciones de ideas opuestas a las que promueven la democracia. En lo interpersonal-familiar, en la facilidad expresa creada de que cada cual debe vivir su vida y en la explotación perversa de los naturales conflictos marido-mujer, madres-hijos y padres-hijos. En lo esnóbico, en el total sometimiento de la juventud a la moda, el deslumbramiento de los movimientos pélvicos y el reguetón.

La maestría con que los llamados demócratas timan a las comunidades y sociedad hay que frenarla. Es tiempo de penalizar a aquellos que prometen representar a las comunidades y que ya electos olvidan sus promesas. No es justo seguir escuchando cifras astronómicas de desarrollo nacional mientras los pobres cada vez aumentan y los servicios se hacen más deficientes. La población debe evitar votar por los partidos y candidatos que realizan circos de acusaciones y contraacusaciones. A la juventud hay que comenzar a valorizarla creando programas que le den esperanza a trabajo y la aleje de los vicios.
Es contraproducente considerar a un sistema justo y que promueve la libertad mientras las riquezas que se producen se las reparten los que más pueden. Llama la atención que las crisis, muchas veces provocadas, sean aprovechadas para penalizar la pobreza con alzas de precios, impuestos, robos directos y maltrato a la población. ¿Cómo entender que ciertos puestos administrativos son considerados botines del trabajo político realizado?
Los políticos y funcionarios en casi cincuenta años no se han preocupado por crear instituciones que les den seguridad. Sólo han vivido el momento y los placeres momentáneos de las posiciones. A pesar de haber extraído riquezas, sus falta de visión e incredulidad no les ha motivado a forma y valorar a buenos profesionales y ante las dificultades médicas de la vida tienen que salir corriendo al exterior. ¡La gente tiene que aprender a valorar su voto!