miércoles, noviembre 02, 2011

SANTO DOMINGO ENTRE LA INMUNDICIA, LA HEDIONDEZ Y LA INDIFERENCIA

SANTO DOMINGO ENTRE LA INMUNDICIA, LA HEDIONDEZ Y LA INDIFERENCIA

Recuerdo la titánica lucha de Peña Gómez, para que se dividiera el Ayuntamiento del Distrito Nacional. Según los planteamientos de éste, esta división contribuiría con la eficiencia de los servicios. Talvez sus intenciones fueron buenas. Los resultados son contrarios a aquellos planteamientos.

Este licenciamiento en la creación de ayuntamiento, “hoy alcaldía”, lo que ha hecho es engrosar gran cantidad de funcionarios infuncionales a la administración pública. Por esto, vemos la multiplicación de la ineficiencia en los servicios que éstos ofrecen. Súmele a éstos, la caída de la calidad de vida de los munícipes. A pesar de esto, es notoria la apatía de estos últimos ante la situación que viven.

Peor que antes, la crisis con la basura son constantes. No hay lugar de Santo Domingo que no parezca un “chiquero”. La hediondez y la inmundicia, viven con nosotros. La gente, parece, perdió la capacidad de difeenciar el olor del hedor. Surcan las aguas negras como si fueran cualquier cosa. No protestan. Son indiferentes. En lugares como el mercado de la París, cada día, hay un coctel de rubros de la canasta familiar, navegando con ...y a nadie les preocupa.

Estamos inmunes. Hace poco no me explicaba cómo era que los locos tomaban aguas negras y sobrevivían. Al ver la situación de buena proporción de los capitalinos, en casi igual condiciones a los anteriores, lo comprendo. No es preocupación de las autoridades locales, velar por la salud de sus parroquianos. Estos últimos deben exigir lo que quieren. ¡ Si no lo hacen, es porque su salud no les interesa!

Lo que si es su preocupación es distribuirse los fondos de las instituciones que dirigen. No se quedan atrás en el negocio de hacer creer, de cuando en vez, que se libran debates en favor de las comunidades. Estos lo hacen cada vez que estos facinerosos quieren fortalecer sus posiciones ante sus iguales, que momentaneamente, les adversan. Los gobiernos locales son extensiones parasitarias de los partidos gobernantes para el sostenimiento de una membresía corrompida.

Caminar a pies por barrios como Villa Consuelo, Villa Francisca, la 27 de Febrero y otros sectores y calles importantes de Santo Domingo, nos da una idea bochornosa, sahiriente y fétida de lo que creen las autoridades locales de los munícipes. Muchos de ellos tienen cerdos y no lo tienen en las condiciones de insalubridad a que someten a los habitantes de barrios y transeuntes capitalinos. ¿Por qué pagarle por esto, si no son capaces de cumplir con la más mínima de las funciones que deben?

“La fiebre no está en la sábana”. No es verdad que el solo hecho de alcanzar el por ciento que la ley estipula, llevará a los ayuntamientos a ser funcionales. Recordemos que aún con la rapidez de las computadoras los servicios siguen siendo deficientes o, peores. Todo es cuestión de actitud, constante evaluación, rectificación, disposición, compromiso con la población a la que se sirve, código de ética claro y el sometimiento a manuales de procedimiento en los servicios.

Si los síndicos sintieran algún compromiso con los ciudadanos que gobiernan, las cosas serían diferentes. Se torna necesario despolitizar los ayuntamientos. Los munícipes podrían iniciar sometiendo a sus dirigennte locales por faltas o negligencias sociales y urbanísticas. Sería interesante si pudieran ir a las cárceles. A aquellos que delinquen, por sus puestos, debería existir la posibilidad de revocarle, en cualquier momento, de sus funciones. Talvez así, no buscarían tantes excusas para cumplir con sus deberes. ¡La ciudad estaría más limpia y ordenada!