martes, noviembre 12, 2013

EDUCA TRAS EL CUATRO POR CIENTO

La gente que auspicia a EDUCA, cree que todos los dominicanos somos estúpidos. Ellos, son los mismos que parlotearon y parlotearon diciendo que, si llegaban a la administración de la CDEEE, tenían la barita mágica para resolver el problema eléctrico nacional. Llegaron, pasaron y, el problema es peor. Hoy, están detrás del cuatro por ciento de educación y, utilizan la misma receta que los llevó al sector eléctrico. ¡Ojalá la sociedad y el presidente capten la intención y no les permita pasar! ¿Desde cuándo los empresarios dominicanos les ha importado la suerte de sus coterráneos. Allí, sin duda se aposenta lo peor de la dominicanidad. Ese sector ha hecho varios congresos a través de su fundación educativa y, a pesar del control de los medios de comunicación que manejan, desconocemos el impacto positivo de su trabajo en esta área. Si recordamos, su apatía en apoyar aquel proyecto que los invitaba a apadrinar escuelas y suplir de computadoras e internet a los centros educativos públicos. ¡Se hicieron los locos…! Estando aquí, han vivido impávidos al progresivo deterioro del nivel educativo. ¡Habría que contar las veces que se quejaron a las autoridades educativas y los gobiernos, para que pusieran freno a ese mal! La posibilidad de tener altas demandas para los ínfimos empleos que generan ha pesado más que cualquier cosa. De esta forma se dan el lujo de ofrecer míseros sueldos a los jóvenes más capacitados, del montón que cada año se incorpora al mercado laboral. El deterioro del nivel educativo no es culpa de los docentes. Más bien, es consecuencias de un conjunto de reformas económicas, políticas, jurídicas y sociales que los empresarios y políticos neoliberales de nuevo cuño implantaron. En alguna parte leí que “…para educar a un individuo se requería de toda una aldea”. El problema de que nuestros escolares están saliendo, en muchos, sin saberse el himno nacional, estar bien alfabetizados o poder realizar una sustracción simple, no es sólo culpa del educador. Ahí, las responsabilidades son compartidas y los empleadores tienen altas culpas. Ahora resulta fácil echarle la culpa al magisterio. Este sector nunca responde. Está ocupado tratando de resolver verdaderos problemas. La transformación del rol de la escuela la ha convertido en un verdadero pandemónium. Todo el que se ha acercado allí, ha notado que, exigimos mucho y aportamos muy poco. Se ha creado un desequilibrio muy grande en la enseñanza a las jóvenes generaciones entre lo que son sus derechos y deberes. La escuela se ha tomado más que como centro de cultivo del conocimiento e intelecto, “como lugar para cuidar a los infantes y mozalbetes”. Allí se viven las más increíbles e impactantes situaciones fruto de la falta de educación hogareña o mal formación de esta. Sólo el que está en las aulas puede entender el dilema que implica los robos que se dan en las aulas. Sólo él, puede entender la falta de valores en las que están siendo criadas las nuevas generaciones. Allí salen a flote los conflictos e iniquidades en los senos familiares. La sociedad está a punto de reventar. Los culpables de esta situación ni se enteran. Todavía están buscando o agenciándose los recursos que permiten despegar. Igual que todos, ellos están buscándose lo suyo. Los más pobres, que aprendan a defender sus intereses o que se fuñan. ¡Se insiste en no mantener la unidad nacional! Están jugando a perder, aquellos que ven el cuatro por ciento como botín de guerra. La aceleración del proceso que solo los más perversos y camaleónicos tienen posibilidades puede ocasionar problemas que no puedan controlar o resolver. Su capacidad de ver más allá de los intereses que representan los pone en peligro. Habría que ver si la población dominicana está dispuesta a aceptar la polarización de clases que existe en Haití. ¡El reto está echado! Hay que ver las vagabunderías que se han hecho en la reparación de escuelas para entender lo que esconde las posiciones de EDUCA con relación a los maestros. Sería bueno que esa institución y sus dirigentes presentaran un ejemplo de lo que han hecho o lo que es posible, en las actuales situaciones en que se desenvuelve la educación dominicana. No es lo mismo teoría que la realidad. El gas morado pela. Vivimos la misma situación que vivió Japón cuando más que democratizar la escuela de su país la equipararon con la de Estados Unidos. ¡Cada sociedad tiene su ritmo de acercar sus ciudadanos a ser más humanos! Ojalá que los lujosos sueldos, que dice la flamante representante de EDUCA, reciben los maestros dominicanos con relación a la ración de la “Tarjeta Solidaridad”, que reciben los más pobres o los emolumentos de los pensionados o sueldos mínimos, no obnubilen a los empresarios y políticos con criterios empresariales. Hay que recordar que los educandos o escolares, ven que los profesores no pueden disponer de los recursos que ellos tienen a su alcance. Esto crea una distorsión e incomunicación que es importante ponerle atención. La nación no soporta a gente que vive haciendo creer que su compromiso es sólo consigo. Al sistema educativo hay que limpiarlo de aquellos que desde sus posiciones viven infectándolo. No es posible que coordinadores, directores y técnicos de educación estén represando y controlando calificaciones que no se sustenten en conocimientos. Esto, que pasa en colegios y centros públicos corroe la existencia ciudadana, empobrece al país. Esta empobrecida nación no soporta más pose. Está bueno de maniquíes. Mucho menos, engaños. La violencia que genera las posiciones de aquellos que tienen todo el poder y viven provocando, debe parar. Deben recordar que, aunque somos un pueblo humilde y conservador, no tenemos nada de cobarde. Se impone un llamado a la cordura. Si los empresarios quieren hacer algo por este país, que dejen de estar manipulando informaciones, que le den criterios sociales a sus instituciones, dejen de estar comprando políticos y políticas aporten para que las instituciones del Estado sean funcionales, generen credibilidad y empleos dignos. ¡Luego exijan!