jueves, noviembre 08, 2007

QUE TIPOS ESOS

QUE TIPOS ESOS

La vida cotidiana y los medios de comunicación presentan hoy a individuos que son más que descarados. Estos emiten opiniones dignas al pensamiento de Bernard Mandeville. Son camaleónicos, y se guían por el solo patrón de sus intereses inmediatos e individuales. Las razones de lucros o posicionamiento están primero y por encima de cualquier otra.

Esa es la situación que encuentra la sociedad dominicana de los años 90 y que se agudiza a comienzo del siglo XXI. La búsqueda de “lo mío”(mi cuarto), nos ha llevado a una crisis que amenaza la existencia nacional. Ensimismado cada cual en lo suyo, a nadie le importa lo anterior. De todos los países tienen que hacernos sugerencias e imponernos fórmulas o utilizar los mediadores nativos para frenar los seguidos desbarajustes aquí creados.

Peses a los continuos tranques, vemos las pericias con que unos barbarazos se defienden negando o minimizando la existencia de dificultades. El diálogo es la herramienta utilizada en los últimos años como válvula de escape a las presiones creadas. Uno o varios encuentros, entre los representantes ya más que cuestionados de los sectores populares, en el lugar y con los mediadores por excelencia y sin ninguna solución regresa la calma. ¡Qué fácil! ¡Mientras tantos, todos los logros obtenidos en tiempos difíciles se pierden!

El jugar a las dificultades, gran negocio para muchos, ha acarreado serias dificultades a la población. El hambre, las enfermedades, el empeoramiento de las relaciones familiares, el desfallecimiento de los sistemas de servicios, el auge de la violencia, la perdida de la credibilidad y otros, son reales. Aparecen osados, inclusos con estadísticas amañadas, que demuestran lo eficiente de sus defendidos (los de la gestión que representan o les paga) frente a estos males. A pesar de la visible falta de unión de los dominicanos, no se nos debe llevar al oscurantismo haciéndonos los locos o vendiéndonos al mejor postor.

El accionar de estos arribista, que se apoyaron, sirvieron, estudiaron por el esfuerzo de una generación en la cual no creyeron, ya da sus frutos en las jóvenes generaciones: la capacidad increíble para que nada les asombre; el creerse que otros tienen obligaciones con ellos mas ellos, con nadie; la enemistad con el esfuerzo que conlleva la adquisición de cualquier bien; amor exagerado por lo ajeno, sobre todo cuando este es de lujo o costoso. Todos esos frutos que cosechamos se vieron con normalidad hasta que se tornaron una amenaza y crearon inseguridad para todos, pobres y ricos.

Ahora nos quieren vender la idea de la desaparición de las ideologías. Este mensaje llega como que hay que abandonar todo tipo de lucha y que el que no da su brazo a torcer es un anticuado. Lo que no expresan es, si desaparecieron las razones que motivaron el surgimiento de estas ideologías y si debemos limitarnos a dejarnos guiar por personas que no creen en lo que plantean sino solo en los beneficios sociales y materiales que reciben. Sería interesante saber el nombre de la ideología que profesan aquellos que intentan borrar el o los ideales de otros.

Se torna imperioso retomar nuestra vida y reactivar nuestros propios sueños. La persecución del estilo de vida ajeno y reflejar los sueños de otros, bastante problemas no ha ocasionado. Recodemos que nuestra sociedad debe hacerse con el perfil y para los dominicanos. La mayor riqueza a la que aspira cualquier pueblo es la que puede ofrecer la estabilidad y seguridad familiar. Aunque no son casi notorias, en cada provincia, pueblo y barrio, encontramos unidades familiares que son ejemplos de amor, solidaridad, decencia, trabajo y responsabilidad. Apoyemos estos bastiones y contrarrestemos la vagabundería y la promoción de los antivalores de la publicidad.