jueves, mayo 03, 2007

AMÉRICA LATINA SE RECOMPONE

AMÉRICA LATINA SE RECOMPONE
Rezan Dos refranes conformistas “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista” y “algún día ahorcarán blancos”. En Latinoamérica llevamos casi doscientos años de independencia y esta ha estado condicionada por los vaivenes, fuerzas e intereses de las potencias europeas y los Estados Unidos. En todo este tiempo los mayores sufrimientos, como en la colonia, herencia maldita, continúan recayendo sobre la población que se aleja étnicamente de lo blanco. Continúa sacrificándose a los hijos de los verdaderos dueños de nuestro continente, a los negros, a los hijos de las mezclas de estos con los blancos y de estos con los nativos.

Las miserias heredadas por los criollos de los peninsulares, han sido las peores trabas contra el patriotismo, el respeto a las naciones formadas y a los intereses de estas. Las capas herederas del poder en nuestros países, asumieron la “cultura de la conveniencia”. Cuando les ha convenido, han erigido la herencia indígena de sus países. Para imponerse, como estratos gobernantes, utilizan el menosprecio hacia otros grupos raciales de sus sociedades, el mismo que caracterizó a los peninsulares en tiempo de la colonia. Las luchas entre conservadores y liberales, han sido la expresión de diferentes posturas en cómo enriquecerse, acumular capitales, siempre a costa de los más oprimidos. Cuando las ideas que se propugnan defienden beneficios para los desposeídos, se han manifestado coincidencia entre los ricos-poderosos latinoamericanos y los intereses de los inversionistas americanos o europeos; se han traicionados a las patrias.

El menosprecio hacia los desposeídos por los gobernantes, es el “talón de Aquiles” hacia la consecución de una América Latina de países fuertes y libres. La unidad de nuestras naciones –idea del Gran Libertador Bolívar- , no ha sido posible debido: primero a la falta de coincidencia de intereses entre los estratos de las sociedades; segundo, a las aspiraciones de cada grupo que nunca coinciden, lo que crea “tira y jala” nacionales; tercero, la forzada coincidencia en nuestros países, con los intereses, hoy día, de los Estados Unidos. La incapacidad, el temor y la comodidad, en diferentes grados, han sido las principales manifestaciones a la hora de gobernar. Siempre se ha actuado, desde los gobiernos, de espalda a las poblaciones. Satisfacer los intereses de los americanos, ha sido la norma.

Es así que el proyecto de Monroe logra su objetivo: hacer de Latinoamérica el traspatio de los EU. Allí donde en algunos momentos estos encontraron resistencia, las intervenciones militares, persuadieron a los osados. La escuela de dictadores fue otra forma de asegurarse la actitud servil de nuestros países al mencionado proyecto. La fuga y manejo de los recursos humanos ha sido otra forma de control sobre nosotros. A pesar de esto a los dictadores militares después de apoyarlos, al caer en desgracia, les dieron la espalda. Los medios de comunicación y las películas norteamericanas, nos catalogan como personas sin escrúpulos, inestables y corruptas. A nuestros países, los nombran como países bananeros.

En los últimos años, la política de neoliberalismo ha polarizado aun más la brecha entre ricos y pobre. Los ricos se han tornado más ricos y los pobres alcanzan la indigencia. Los gobiernos, al no sentirse amenazados por el fantasma del comunismo, descuidan los gastos sociales. Las ONGs, les sirven como escudos y a ciertos grupos que hacen de la presentación de proyectos desarrollistas su modus vivendi. La confianza de la vida en las patrias va desapareciendo. El latinoamericano pobre emigra hacia Europa y los Estados Unidos. Se disgrega la familia. Unos están en el exterior, otros están en sus países. Nos imponen leyes como el “código del menor y de la mujer y otras que no tienen asidero en nuestras sociedades. Las delincuencias, sobre todo, la juvenil, toma el mismo carácter que la norteamericana: se torna fiera e insensible.

En este contexto de inseguridad creado, en varios de nuestros países, es que somos presionados a firmar acuerdos de la política del libre comercio. ¡A competir en condiciones de igualdad con los EU! ¡Condiciones de igualdad cuando ellos poseen todos los medios modernos existentes a su alcance, y nosotros solo disponemos, si acaso, de los más rudimentarios! ¡Qué fácil es exigir libertad de movimientos de los productos de su país, cuando además de lo anterior sus productos son subsidiados, son producidos a menores costos! ¡Si la intención es acabar con las pobres economías de nuestros países, por ahí lo van a lograr! Gracias a Dios, que en algunos de nuestros países hay un resurgir de la conciencia y los sectores que toda su vida se las han pasado parasitando, en las urnas, están siendo rechazados. Venezuela, Ecuador, Brasil, Bolivia y Nicaragua a la cabeza del presidente Chávez, por rescatar el ideal de Simón Bolívar así lo muestran.

La manipulación del termino democracia ha sido de gran pesar para nuestros rublos. En nombre de esta los EU invadieron a casi todos los países del continente. Imponer su estilo de vida y mantener su hegemonía sobre los recursos latinoamericano, siempre ha sido su fin. ¡Y lo han logrado! Siempre acorde con las oligarquías y junto a estas, han sometido a nuestros pueblos. El puentecito de la democracia les ha dado tanto resultado, que se ha incorporado a los más pobres a “amolar cuchillo para su propia garganta”.

Es así que hemos visto como mientras los más pobres se mueren de sed, hambre y enfermedades que fácilmente podrían ser saciadas o curadas, el poco dinero que producimos, o que se tomó prestado, es vilipendiado, llevado lejos a bancos extranjeros; los pobre países son saqueados. La democracia o libertad que nos han concedido ha sido la de echar un voto en las urnas, cada vez que a ellos les parece. Los pocos logros que en muchos casos exhiben nuestros países y poblaciones, los que no han sido arrebatados, la presión del Gran país del Norte, se los ha impuesto a nuestros poderosos.

La alternancia y la división de los poderes, manifiesta cada ciertas cantidad de años, más que responder al espíritu del planteamiento de Montequieu, es una forma de nuestra oligarquía de dividirse el pastel. Habría que ver en cual de nuestras naciones hay un equilibrio de poderes. Sería interesante determinar, si en algunos de nuestros países los poderes son tan independientes el uno del otro, así como de la influencia externa. ¿Tenemos políticas desarrollistas que se le pueda dar continuidad, al cambiar los gobiernos? ¿Cuál de nuestros gobiernos, excepto el cubano, ha trabajado para engrandecer a todos sus nacionales?

El siglo XXI, a pesar de la tendencia a la despauperización de los pobres y a la inclinación de los sectores más retrógrados a la firma de tratados de libre comercio con los EU., en algunos de nuestros países surge una visión diferente de gobernar. Además de Cuba, donde el individuo es tratado como persona, las ideas de amor por su patria y la solidaridad latinoamericana, proclamada por Bolívar, se hacen eco en las expresiones y acciones de Hugo Chávez. A esta tendencia, además de los países arriba mencionados, se le incorporan figuras y partidos que creen en un futuro mejor para nuestra América.

Enormes retos se les plantean a estas naciones y partidos. Probablemente el más importante sea el demostrarse cada uno, que se puede generar riquezas sin aumentar la pobreza y la miseria; de que existe la necesidad de un mecanismo verdaderamente latinoamericano, que piense como tal y actúe igual; que debemos fomentar la creación de un fondo y reserva de emergencia estratégica; que hemos de retomar la utilización de televisoras y radios estatales, para la exaltación de nuestros valores y el conocimiento entre la hermandad latinoamericana; que debemos fortalecer el mecanismo de difusión fílmico, para mostrar al latinoamericano, ante el mundo, tal como es, y no como nos muestran.

Ojala haya llegado el momento de encontrarnos de frente con nuestras miserias. Que estas no sean nuestras mayores debilidades. Hemos de tener siempre presente que la verdadera independencia radica en la posibilidad que tengamos de accionar con identidad, sin que se nos imponga. Solo la unidad y la valoración de lo que somos nos pueden colocar en el camino de decidir el futuro por nosotros mismos.

El mundo sufre una grave crisis de valores. Al parecer nos abocamos a los designios escritos en la Biblia. Más que esto, vemos que la lujuria, el desenfreno y la elasticidad de valores que imponen los EU derrumban las culturas más sólidas y los principios que fueron más perecederos. América Latina que pasa de un colonialismo español, junto al cual creó unos principios y unas culturas sincréticas, tiene ahora la oportunidad de no dejarse arrastrar por el derrotero de perdición que lleva el gran país del Norte. A pesar de que nuestra juventud comienza a parecer desaprovechable, debemos frenar esto y decidir los mayores, cual es la ruta que ellos deben seguir.

Si logramos hacer, en cada país, una unidad donde cada uno se sienta dueño y protegido del territorio en el cual nace y para el cual trabaja, si lograremos vencer nuestras miserias, si lograremos sobreponernos a nosotros mismos, nuestro futuro sería otro. Si diversificáramos los rubros y los destinos hacia donde encaminamos nuestras economías, Bolívar, Martí, Hostos, Luperon, Betances y otros grandes americanistas, nos sonreirían desde sus tumbas. Escucharíamos sus voces en todo el panorama latinoamericano. Sonreirían con las “últimas muelas de sus bocas”, nos felicitarían, florecería la alegría entre todos nosotros, en las cabezas de nuestros hijos pondríamos el sueño latinoamericano, el sueño del “Gran Libertador”.