miércoles, julio 15, 2009

EXTRADICIONES ¿COMPLACENCIA O IMPOSICIÓN?

En una de las muchas reuniones de presidentes latinoamericanos, escuché a uno de estos hacer mención de su amistad con los gobernantes de EEUU como uno de sus más preciados tesoros. Después de escuchar esto, llegaron a mi cabeza innumerables pensamientos. Recuerdo que pensé que ese dirigente nuestro no recuerda o no le importa la relación que se establece entre los EU y la región latinoamericana o, de estos, para con cada uno de nuestros países. La segunda mitad de siglo XIX y todo el siglo XX, en esa interacción, nos muestran como sus traspatios. Cuando han querido, han hecho con nuestro suelo y nuestra gente, lo que han querido. ¡No encontramos armonía en esta relación, más bien...mucho abuso, opresión y saqueo!

Las intervenciones militares han sido las formas más brutales, aunque no las únicas de someternos. Cuentan aquí también, las imposiciones y derrocamientos de gobiernos y de forma de pensar; la creación y secuestro de la OEA; la preparación y castración mental de muchos de nuestros militares, a los cuales enseñaron a defender los intereses de ellos, a enemistarse y masacrar a los pueblos que les dieron origen o de los cuales proceden; las asistencias permanente de instructores militares en nuestros países; los supuestos ejercicios conjuntos y planes de construcción y asistencia a comunidades del interior de nuestros países; la imposición de instituciones que responden a sus intereses; las certificaciones a nuestros países de acuerdo con criterios que solo ellos conocen; las participación en veladas con la clase dirigencial para monitorear a sus miembros.

Esta presencia constante de los Estados Unidos en nuestros países, no ha permitido un desarrollo independiente y original de nuestras instituciones. La Doctrina de Monroe, el Destino Manifiesto, la Doctrina del Garrote y otras, nos impusieron que solo nos podemos ver en el espejo que ellos deciden y quieren. Las clases dirigenciales nuestras, que nunca han creído en sus pueblos, para mantenerse en el poder, le han hecho el juego a quienes nos pisotean. Poco de sus representantes se pueden catalogar como defensores de sus naciones.

Muchos son los individuos que para llegar al poder o estando a la cabeza de nuestros países se han portados serviles. Han conseguido momentáneos reconocimientos por parte de Washington. Por razones diversas y con el pragmatismo que caracteriza a los dirigentes norteamericanos, a estas personas les quitan el apoyo. Se conocen casos que luego de ser aupados, para que obren mal, usan esos elementos, de forma solapada, para dañar a quienes fueron sus socios. ¡Algo huele mal en Dinamarca! ¡Muchos no tenemos narices o no queremos detectar el hedor!

La extradición es otra herramienta que asegura la presencia del país del Norte en América Latina. Cabe destacar que solo seis países dicen estar en disposición de extraditar a sus nacionales: Reinos Unidos, EU, Uruguay, Argentina, Colombia y la República Dominicana. Para nosotros, esta es una herramienta muy peligrosa puesta a disposición de un país que no ha mostrado tener buena fe. La experiencia en las relaciones entre los países nos hace ver que son ilusos aquellos que creen que EU. van a extraditar a sus ciudadanos, a los anglosajones. Dos posibilidades pueden haber influido para la firma de este acuerdo por la República Dominicana: la presión o la complacencia. Ningún país que se respete, pone sus instituciones o nacionales a disposición de otro. Menos, si tiene experiencia que este los perviertes en su territorio y luego los deporta vuelto guiñapos, lacras humanas y delincuentes. El tráfico de estupefaciente, constituye hasta ahora, la única razón de extradición de nuestros nacionales.

Las autoridades norteamericanas se niegan a ver y admitir que ellos son los culpables del narcotráfico. La verdad es que aun eliminen a todos los suplidores de ese gran mercado que ellos tienen y que cada vez se amplía, por la educación libertina que dan a sus hijos, entonces de allá vendrán, si es que no la pueden producir en su territorio, a sembrar la materia prima, a producir la droga y a llevársela. El problema de la adición en la juventud de ese país es de consideración. ¡Que no se jueguen! ¡Están permitiendo que se castre su futuro! Es hora de que, lejos de subjetivismos, búsqueda de chivos expiatorios en otros países y politización del problema, se estudien y enfrenten las causas que empujan a la juventud por el camino de la adicción.

Como país debemos aprender que a los norteamericanos les interesa resolver o hacer creer ante la opinión pública suya, que se toman medidas en virtud de la solución de sus problemas. A estos no les importa si con esas medidas se embarra o ensucia a otros. Sus intereses, los de su población, son los que cuentan. Cada cual debe aprender a defender lo suyo. Si nosotros no tenemos quien nos represente o defienda, son nuestros problemas. Ese es el fundamento de la democracia entre nuestras naciones: el más fuerte y hábil se impone al otro. ¡En contra de eso luchó Bolívar!

Ese marcado interés o complacencia en mostrarse servil, de parte de nuestra clase gobernante, ante sus amos, crea desconfianza, resquemor, divide más a nuestra sociedad y crea la sensación de tener un estado fallido. Al parecer este solo funciona, para enriquecer a los gobernantes y para cumplirles a los amos de los gobernantes. Aunque momentáneamente los lacayos vean la aprobación de sus acciones apátridas, a la larga, los serviles siempre son despreciados. A la hora de, en serio, hacer un replanteamiento o retomar los objetivos nacionales, debemos fijar bien claro establecer nuestra relación con los EUA, sobre la base de la igualdad y el respeto. Vae victis!