martes, agosto 11, 2009

IGLESIA, VALORES Y DEMOCRACIA

IGLESIA, VALORES Y DEMOCRACIA

Con la asunción del cristianismo, en el 313 por el emperador Constantino, pero sobre todo con la prohibición del paganismo en el imperio romano por Teodocio, los valores cristianos pasan a ser los predominantes y sobre los que se forja la civilización occidental actual. A pesar de que por más de dos mil años estos soportan las columnas del progreso que hemos alcanzado, después del derrumbe del bloque soviético, sobretodo, estos están siendo socavados.

Los constantes cuestionamientos y escándalos en torno a la iglesia católica, ponen en entredicho a ésta y a los valores que ella enarbola. Los individuos que nos formamos a la sombra de estas enseñanzas nos llaman a reflexión. Nos hace ver como si todos los conceptos que aun enarbolamos, su cimiente está sobre arena. Con fallas de individuos, que siempre han existido, se quiere deslucir todo lo que ha significado la iglesia y los valores cristianos a través de estos siglos.

La iglesia como cuerpo vivo, en cuyo seno cohabitan personas con variadas debilidades y culturas, ha presentado múltiples crisis. Aunque muchas de ellas se tornaron significativas, fueron superadas. De todas salió más robustecida. La inteligencia, en sus entrañas, la hizo asimilar, convivir, transformar o adaptarse a infinidades de situaciones. Nunca cedió, aunque muchos de sus miembros contemporanizaron con antivalores, en los valores que permitieron su existencia.

La verdad es que la iglesia nunca encontró tantos individuos que la atacaran en sus fundamentos, los valores. Menos, encontró individuos tan prestos a llamar a la atención por sobresalir o farandulear. Tampoco estuvo en contra tantos medios de comunicación tan en condiciones de hacer noticias de cualquier situación anómala en su seno. El menor desliz es aprovechado por la prensa para hacer un circo.

Hemos visto como, en los últimos tiempos en EEUU, se desempolvan casos y situaciones de hace hasta 30 años. En base a errores de sacerdotes ya se han hecho películas y obras de teatros. Se ha creado una moda de depostricación contra estos ministros que alcanza a nuestros países. Con elementos de verdad, como son los casos comprobados de pedofilia y otros en los cuales han participados curas, se quiere arrastrar a todos. No se tiene miramiento. Mucha gente sin escrúpulos, se hace partícipe y quiere hacer ver o demostrar que, todos los fieles que asisten a los templos, han sido una vez u otra violado.

Asistimos a una época bien difícil. El ser humano se dice o se siente libre. Dice que tiene libertad para creer, mas cree lo que le conviene. Hace muy poco esfuerzo en buscarle el trasfondo a las cosas que cree. Prefiere que otros piensen, lean y estudien por él. Que se les de lo que busca o se lo muestren resumido. ¡No quieren coger lucha! Los ataques a los servidores de la iglesia y a los valores que esta representa encuentran caldos de cultivo en este tipo de gente.

Los miembros de la sociedad norteamericana han pasado de ser seres que se guiaban por el espíritu, a ser individuos pragmáticos, donde lo material, inmediato y sonante, es lo predominante. Esta actitud nos la endosan a los pueblos latinoamericanos. Por esto han tomado tanto auge los programas televisivos donde se juzgan actitudes de personas y todos aplauden penalidades que denigran la condición humana. ¡No es cristiano el disfrute del mal ajeno! El individuo creado por la democracia, a pesar de su identificación con el egoísmo y el individualismo, está más interesado en los escándalos que atañen a otros, que a su propia situación.

La religiosidad del individuo moderno, a pesar de las palabrerías vacías, se crea en torno a la obtención de dinero y riqueza. ¡Cuántos sacrificios, cultos y adoración se les hacen a este bien! ¡Para muchos, todo tiene un precio! ¡Solo con el dinero se puede pagar! ¡Inclusive el vacío existencial de esta época intentan cubrirlo con los goces que facilita el dinero!

Algunos en su vacuidad, saltan de una secta a otras. Inclusive regresan a prácticas religiosas tradicionales. Cuando no, se acercan inclusive al satanismo o simplemente se alejan del cristianismo y se autonombran ateos. Invitamos a nuestros pastores a recordar el compromiso social de Jesucristo. ¡Ojala se animen a imitarlo! ¡Recuerden, cuando los individuos están más necesitados se encuentran más solos!

Gerson de la Rosa