miércoles, febrero 06, 2013

QUIEN DA DERECHOS A JUZGARME MAS, NO A ESCUCHARME

QUIEN DA DERECHOS A JUZGARME MAS, NO A ESCUCHARME Juzgamos, medimos y abrogamos maldad en otros, acorde con los fardos de miserias, lascivias y rencores personales que ocultamos. Aquellos que administran justicia, son auxiliares de ésta, tienen, tienen compromisos sociales o son educadores, a cada instante, enfrentan esos demonios. El número de personas sin valores aumenta de manera exponencial en relación a los que tienen. Lamentablemente, estas fieras,con sus maquinaciones y cobardías, acorralan a gente de bien. Peor aún, siendo progenitores, matan la niñez de sus vástagos, sembrando en éstos sus resentimientos. Sostienen algunos que los niños no mienten. Olvidan, que el individuo, en sus primeros años, es una esponja que absorbe lo que hay en su derredor. Lo que se cultiva a lo interno de las casas que sirven de soportes a nuestra infancia, no es bueno. Por doquier se multiplican actitudes malsanas que los menores traen de sus viviendas. Los especialistas de la conducta y el código del menor, no previeron o, de forma premeditada, convierten a las jóvenes generaciones en entes a temer. Impactante, para los que todavía tenemos corazón, son algunas de las correrías acometidas por pre-adolescentes. Muy poco se ha analizado el tipo de inter-relaciones que se establecen entre estos muchachitos. A respetar enseñan los padres. Como la mayoría de éstos desconoce el significado de vida en armonía, que la vida en pareja es más que una relación económica y que no se puede discutir y crear crisis por todo, esto siembran en sus descendencias. No se enseña derechos individuales multiplicando la irresponsabilidad, la bajeza, la cleptomanía y la chismografía. No es verdad que las jóvenes generaciones de hoy son más libres. A pesar del grupito que de forma ejemplar, se ha hecho sentir protestando contra el descarado robo el erario público, la cementera y el colosal déficit fiscal injustificado que dejaron las anteriores autoridades, el grueso de la juventud está enredado en las mezquindades que la post-modernidad y los malos dominicanos les crearon para adormecerla. Preparamos una sociedad que avizora un futuro cercano nada halagüeño. Los hombres y mujeres que ya se forman, dejan mucho que desear por sus actitudes para con la vida y sus congéneres. Si otros países han logrados permanecer como tales, rompiendo todo lazos de comprensión entre los sexos, aquí, lo dudamos. La crianza en el más cruel egoísmo individualista comienza a manifestarse. Aunque no se diga, es de seguridad nacional las consecuencias del destrozo de la unidad familiar dominicana. La mayoría de la existente es infuncional, donde cada cual está…bien gracias. El dinero que reciben muchos sinvergüenzas para desestabilizar la familia y vivir su vida con un funcionalismo que nos he extraño, pronto se revertirá. Estos elementos, igual que los políticos, no piensan no se cubren el futuro. Advertimos para ellos y nosotros, por su culpa, tristes, crueles y olvidados asilos de desvergonzados ancianos que sembraron con éxitos sus propias desventuras. Sin duda cosecharemos lo que somos incapaces de proteger. Somos una sociedad enferma. Negociantes de la política y arribistas vividores de una racionalidad que sólo ellos entienden, han pervertido todo. Con su cuento de defensa de la democracia de la cual se sirven con la cuchara ancha, nos han impuesto la dictadura de la ignorancia y la sinrazón. Para muchos es difícil entenderlo. A través del “Revolcadero de Burros Nacional”, los levantas manos y aprieta botones aprobaron un código del menor que le dio carácter legal a la relación del Estado con los menores. Con éste, se adoptó la comprensión desarrollada de los derechos de los párvulos. A pasos agigantados los padres, centros educativos y las comunidades fuerzan la adopción del estilo de educación familiar de los pequeños que hay en los Estados Unidos. ¡Tamaño error…! Las complejidades del ser humano más las características que le agrega el realenguismo empuja a las jóvenes generaciones a las fauces de la delincuencia y los malos tratos. Se mata en entre ella y es sacrificada por la policía en las calles. Los supuestos sanos o salvados, desde sus puestos de trabajos, multiplican la mentira, el engaño, y la simulación. Toda la sociedad es víctima y parece no tener mecanismo para frenar ese derrotero que beneficia a un grupito. Los medios de comunicación se han convertido en herramientas de imposición de ideas y control social. Imponen y quitan temas de la palestra. Deciden, como si fueran opinión de todos, por la suerte de un imputado. La mayoría de las veces, se imponen a las posibles opiniones, de jueces. Aquellos que no se someten a su dictado, les imponen serias presiones mediáticas. Tal vez por eso, ciertas acusaciones, son sinónimo de seguros apresamientos y no menores condenas. La mediocridad se impone. Acorrala a los individuos y los radicaliza, llevándolo a acciones extremas, quienes, de cualquier manera, no se le escuchará en los supuestos juicios. Este es el mensaje que manda el poder judicial. ¡Muchas políticas trujillitas están lejos de desaparecer!